miércoles, 21 de diciembre de 2016

Un vistazo al Camuflaje y Mimetismo en especies chilenas

Polilla fotografiada en Altos de Lircay. Nótese las vellosidades semejantes a musgos que quizá le ayuden a camuflarse (foto de Juan Pablo Salgado).

El camuflaje es un conjunto de estrategias que pueden adoptar animales y plantas para esconderse, tanto de predadores como de presas. Es similar en este sentido al mimetismo, en cuanto a que las especies cuentan con diseños especiales para sobrevivir. Pero mientras que en el camuflaje se busca parecerse al entorno, en el mimetismo se busca ser reconocido como una especie peligrosa o de mal sabor.

Partamos por el camuflaje, que ya fue definido como las estrategias para confundirse con el entorno, pues bien, los distintos hábitats ofrecen condiciones igualmente distintas a las especies para camuflarse: colores, texturas, etc. Los sitios rocosos, tales como los campos de lava del sur de Chile presentan coloraciones negras o cenicientas debido a su origen y los pocos habitantes permanentes de estos hábitats, como son distintos insectos, adoptan estos mismos colores. Los saltamontes muchas veces poseen colores oscuros y formas compactas similares a los guijarros de roca volcánica.
En lo alto de la Cordillera Andina también el entorno es rocoso y el gato andino (L. jacobita) se confunde con su pelaje grisáceo con manchas de gran tamaño color pardo que quizá se confunda con los coirones de modo que puede acechar a las vizcachas (Lagidium sp.) que constituyen la mayoría de su dieta.
Diversas especies de violetas (Viola sp.) poseen formas compactas y colores grisáceos que seguramente les ayudan a eludir herbívoros, siendo visibles a simple vista solo durante su floración.

Foto de Juan Pablo Salgado.

En los roqueríos costeros habita el pilpilén negro (Haematopus ater), cuyo plumaje es completamente negro y que se alimenta de invertebrados. Pariente del pilpilén común (H. palliatus) y el pilpilén austral (H. leucopodus) que poseen un plumaje alternado de negro con blanco, estas especies buscan invertebrados en la arena de las playas, por lo que para evitar la competencia por el alimento el pilpilén negro lo hace entre las rocas de color oscuro y donde el blanco resalta. Seguramente su hábitat propició su cambio de color para poder camuflarse.

Der: pilpilén negro; Izq: pilpilén común (fotos de www.avesdechile.cl y Juan Pablo Salgado respectivamente).

Sumergiéndonos en las aguas del litoral, tras las playas de arena y los roqueríos costeros, los mares chilenos poseen otra gama de ambientes: en los llanos cubiertos de arena muchos animales se esconden bajo esta para no estar expuestos, pero el lenguado (Paralichtys adspersus) suele estar cubierto con solo un poco de arena: no es solo su forma aplanada la que le ayuda a esconderse, si no su capacidad de cambiar de color para asemejarse al sustrato donde se encuentre.

Foto de Diego Bonilla Olguin

En bosques de algas, uno de los ecosistemas mas llamativos del litoral chileno, el panchote (Taliepus sp.) ha tomado los colores del huiro para camuflarse, así como una forma peculiar poco común entre los cangrejos chilenos.

Nótese que el panchote de la foto copia los colores del alga e incluso la pinza que se nota más tiene el color de las campanas de gas del alga (foto sacada del siguiente link: http://reeflifesurvey.com/surveying-southern-chile/)

Los pingüinos también, increíblemente, gozan del camuflaje dado por su traje de frack: mientras que el negro de sus espaldas ayuda cuándo sus predadores miran desde arriba, el blanco de los vientres ayuda si miran desde abajo, algo muy útil en aguas con tiburones y focas leopardo (Hydrurga leptonyx).
La Clase Cephalopoda o "cefalópodos", que incluye a los pulpos, calamares y jibias poseen la habilidad de cambiar de color por medio de una serie de células especializadas en su piel llamadas cromatóforos que al expandirse o contraerse generan los cambios de color, estando además controladas por el sistema nervioso del animal. Esto les brinda la posibilidad de camuflarse aunque tanto sepias como pulpos son capaces además de cambiar la textura de su piel volviéndola liza o rugosa para pasar desapercibidos entre rocas y algas. Entre estos dos tipos de animales el rey del escondite es el pulpo ya que no está limitado como la sepia por una concha (que en la sepia está bajo la piel), de modo que su plasticidad y cambio de color pueden volverlo completamente invisible.

Este video no fue grabado en Chile.

De vuelta en tierra, el hábitat de los pastizales y matorrales también ofrece nuevas condiciones: el color oscuro de los roqueríos y campos de lava es reemplazado por el amarillento de la hierba seca. Las formas redondeadas de las piedras son reemplazadas por las hojas alargadas y puntiagudas de los pastos. Así, los saltamontes de la familia Proscopiidae cuyo cuerpo es alargado, incluso su cabeza, se camuflan entre el pasto con colores pajizos. Algunas especies de esta Familia viven en bosques y selvas y sus colores son mas oscuros para parecer ramitas en vez de briznas de paja.

Si esta pareja de saltamontes no hubiera atravesado el camino que cruzaba el pastizal donde viven, seguramente no habríamos podido verlo (foto de Juan Pablo Salgado).

Seguramente el plumaje de la perdiz (Nothoprocta perdicaria) también le ayuda a camuflarse entre los pastos, los matorrales amarillentos como el colliguay (Colliguaja odorifera) y los suelos desnudos, a diferencia de la conspicua codorniz macho (Callipepla californica) con quien comparte hábitat, aunque esta última tiene una coloración de grises azulados muy llamativa.
Entre el matorral se esconde otra ave de excelente camuflaje: la gallina ciega (Systellura longirostris). Esta ave de hábitos nocturnos se pasa el día durmiendo a ras del suelo, entre la tierra, pastos y matorrales, sumamente quieta ¡incluso anida en el suelo! Para eludir a posibles predadores posee un plumaje críptico.

Entre los matorrales los insectos también han adoptado diferentes formas: existen cuncunas que imitan las ramas muertas del tevo (Trevoa trinervis) y palotes, seguramente del Género Bacunculus, de color verde que imitan las ramas vias. Resulta curioso pues el palote de las fotos es de gran tamaño y uno esperaría encontrar insectos de gran tamaño en el bosque, pero el tevo cuenta con ramas verde alargadas y sin muchas ramificaciones que justifican el diseño del insecto, que cuenta con pequeñas espinas para desdibujar su contorno. Incluso sus primer par de patas dispuesto delante de su cabeza encaja perfectamente con esta y sus antenas en una forma tubular como las ramas del tevo.

Fotos de Bernardo Segura.

Fotos de Bernardo Segura.

En los bosques las estrategias vuelven a cambiar: a los insectos les conviene parecerse a las hojas para evitar la predación por insectos, así que muchos son de colores verdes, aunque hay algunos que imitan otro tipo de elementos. Los pájaros suelen defecar posados en una percha y sus excrementos muchas veces quedan pegados en las hojas de los árboles por lo que la oruga de la siguiente foto ha evolucionado para ser confundida con sus fecas en vez de como alimento por los pájaros.

Foto de Bernardo Segura.

En los troncos de los árboles, color café o grisáceo, los tucúqueres (Bubo magellanicus) pasan desapercibidos, ayudados por su costumbre de quedarse completamente inmóviles para evitar ser detectados. Si bien esto no les ayuda mucho en la caza de roedores de noche, si es una ventaja de día mientras duermen quietos posados sobre una rama.
Y así como el gato andino caza en la cordillera, la wiña (Leopardus guigna) lo hace en el bosque donde, en vez de color grisáceo y de grandes manchas, su pelaje amarillento y lleno de pequeñas manchas negras le ayuda a diluir su contorno entre las luces y sombras del suelo del bosque o entre el follaje denso. Este hábitat oscuro ha favorecido la aparición de ejemplares melánicos (completamente negros) que, como pequeñas panteras, acechan a sus presas en la espesura.


Wiña melánica (foto sacada del siguiente link: http://www.arkive.org/guigna/leopardus-guigna/image-G119655.html).

Mimetismo:
-¿Que es?

El mimetismo, por su parte, es usado también por los animales para defenderse, aunque no buscan pasar desapercibidos. Al contrario, con colores llamativos buscan ser reconocidos como un peligro.

Existe el llamado mimetismo mülleriano, en el cuál diversas especies presentan métodos de defensa como aguijones, venenos o mal sabor y, demás, diseños llamativos o colores brillantes muy similares entre sí. El mecanismo funciona así: los depredadores suelen darse cuenta cuándo una presa presenta defensas una vez que han intentado comerla y aprenden rápidamente a reconocer ese animal para evitarlo y no cometer el mismo error dos veces. Diseños llamativos son más fáciles de reconocer, sumado al hecho de que, si varias especies se parecen entre sí, bastará con que el predador le haga el intento a una para evitar al resto. Se forman así los complejos müllerianos, en los que diversas especies se valen de sus características similares para ser reconocidas como no apetecibles por sus predadores.
Las avispas del Género Pepsis en conjunto con las del Género Pompilocaulus son de color azul oscuro a negro y muchas tienen antenas de color amarillo anaranjado. Todas pican. De hecho con su picadura paralizan arañas en donde colocan sus huevos. Incluso para el ojo humano inexperto y no tan inexperto es difícil reconocerlas y es posible por ello que puedan considerarse un complejo mülleriano.


Izq: ¿Pompilocaulus sp.?; Der: Pepsis sp. (fotos de Juan Pablo Salgado).

Algunos chinches nativos emplean el mimetismo para hacerse pasar por hormigas, ya que muchos animales las evitan pues suelen picar o morder. Los chinches imitan la forma alargada y los colores usualmente oscuros de las hormigas pero en caso de ser atacados de todas formas, se defienden con una picadura que puede ser muy dolorosa, como experimentó Bernardo Segura, el autor de las siguientes fotos. Al momento de tomar la primera pensábamos, de hecho, que era una hormiga pero conversaciones posteriores con entendidos en la materia llevaron a pensar que en realidad se trataba de un chinche mimético.

Foto de Bernardo Segura.

Otro chinche mimético, en el Parque Mahuida, Santiago (foto de Bernardo Segura).

De manera similar, las avispas alfareras (Hypodynerus sp). conservan un cuerpo negro con franjas blanquecinas en su abdomen y alas y patas rojizas. Curiosamente, la abeja Megachile euzona también posee este diseño de modo que pasaría a formar parte de este complejo. Al menos en teoría pues por lo que tengo entendido al menos las hembras presentan aguijón y ambos sexos son capaces de morder. En caso de que estos comentarios no sean ciertos podríamos considerar este como otro tipo de mimetismo, el que detallaré a continuación.

Izq: avispa alfarera; Der: Megachile euzona (foto sacada del siguiente link: http://www.vespidae.be/Eumeninae/Hypodynerus_tuberculatus.htm y de Pedro Va respectivamente).

Henry Walter Bates, científico autodidacta de origen británico que, en el siglo XIX, pasó 11 años en el Amazonas, estudiando las mariposas. Ante la sorprendente variedad de especies de los insectos que se topó no pudo menos que maravillarse y estudiar su comportamiento. Llamáronle la atención las mariposas del Género Heliconius de vívidos colores. Las Heliconius tienen una historia fascinante que el biólogo francés Francis Hallé relata en "Evolución":

"(...) Partamos de dos especies de la Amazonía, una vegetal, la liana Passiflora, la otra animal, la mariposa Heliconius. Se trata en principio de simple predación: las orugas de la mariposa comen las hojas de la enredadera y se convierten en mariposas, etc. Pero la variabilidad forma parte de la esencia misma de lo vivo, aparece rápidamente una Passiflora cuyas hojas tienen un alcaloide tóxico; pero la mariposa va a variar también y en la generación siguiente, aparece una Heliconius cuyas orugas son capaces de alimentarse de las hojas pese al alcaloide; estas orugas se convierten ellas mismas en tóxicas, dando lugar a mariposas tóxicas que tienen una ventaja en una selva llena de pájaros hambrientos. Sin embargo la Heliconius no evita ser comida mas cuando los pájaros interpretan que es tóxica, de ahí que se halla convertido en una de las más bellas mariposas de la Amazonía. En cuanto a la Passiflora, tiene ya una de las mas bellas flores de la selva, pero al hacerse inútil su defensa química, nuestra liana diversifica entonces sus formas foliares que imitan las hojas de las plantas vecinas; la Heliconius no encuentra fácilmente su alimento familiar y se pierde en este dédalo hasta que hace una innovación decisiva: aprende a memorizar la forma de las hojas. Pero la Passiflora encuentra otro disfraz y se camufla con falsos huevos de Heliconius: ¡Ninguna Heliconius irá a hacer su puesta sobre una hoja que tenga ya huevos pues las orugas son caníbales! Se espera ahora la respuesta que nuestra mariposa no tardará en inventar."- texto de Francis Hallé, biólogo. Traducido por Ignacio Abella.

Esta sorprendente coevolución entre mariposa y planta dio como resultado distintas especies de Passifloras y de las Heliconius que las acompañaron a todos lados. A todos lados excepto al parecer a Chile, donde la Passiflora pinnatistipula crece enrollándose a los árboles de la IV y V Regiones, sin preocuparse de las Heliconius, que no se establecieron aquí.
Henry Bates notó cómo las mariposas evitaban ser comidas por los pájaros gracias a su veneno. Aunque no todas eran lo que parecían: algunas mariposas copiaban los intrincados y diversos diseños de las Heliconius y, sin embargo, no eran venenosas. Los pájaros, a quienes les bastaba probar una vez a las mariposas venenosas como para reconocerlas como un animal nocivo, confundían a las impostoras y evitaban comerlas. Allá donde la competencia con las lianas cambiaba los colores de la especie de Heliconius, las mariposas farsantes también lo hacían. A esta estrategia imitativa se le conoce como mimetismo batesiano.

En Chile es muy probable que haya mariposas venenosas o de sabor desagradable que sean imitadas por otras inofensivas. Pero estos no son los únicos insectos que han sacado partido del mimetismo batesiano. Como ya se dijo, las avispas cuentan con aguijones y venenos como formidables defensas, e insectos como las moscas y los escarabajos han adoptado sus colores para parecerse a ellos. A continuación coloqué dos fotos: una mosca y un escarabajo que buscan imitar, al parecer, a avispas del Género Pompilocalus o quizá a Pepsis chilensis. Su coloración negro azulada y sus antenas anaranjadas hace que a simple vista pasen como avispas. Incluso la mosca que suelen tener las alas transparentes y las antenas cortas.

 
Foto de Pedro Va.

Foto de Iris Alarcón Bahamonde.

La mosca del Género Heterostomus es otro animal que parece imitar a las avispas. En esta ocasión a la avispa alfarera. La foto siguiente fue tomada en la precordillera santiaguina y, aunque en un principio pensé que se trataba de una avispa alfarera, luego noté las cuncunas sobre la planta, cosa rara porque las avispas alfareras las cazan para dar alimento a sus crías. Entonces caí en cuenta que se trataba de una mosca.

Foto de Juan Pablo Salgado.

Como ya se mencionó, muchos animales evitan a las hormigas tanto como a las avispas debido a que muchas poseen mandíbulas capaces de causar dolorosas mordeduras, o están equipadas con aguijones capaces de inyectar sustancias irritantes. Una araña endémica de nuestro país ha sabido sacarle provecho a esto y ha adoptado los colores de uno de estos insectos: la araña imitadora del horimgón dorado (Atomosphyrus tristiculus).

Foto de Bernardo Segura.

La última historia de mimetismo batesiano es la que cuentan las moscas abejas: Eristalis bogotensis y E. tenax. Ambas especies son muy similares cuyas larvas viven en agua estancada y los adultos disfrutan libando las flores, pero mientras que E. bogotensis es nativa, E. tenax es una especie foránea del Viejo Mundo. Son llamadas moscas abeja pues sus colores imitan los de la abeja melífera (Apis melifera) y muchas veces la gente las confunde, pues son buenas imitadoras.
No resulta sorprendente que la exótica mosca abeja E. tenax haya adoptado esta estrategia pues su hábitat original ha sido compartido con las abejas por miles de años. En cambio, la nativa E. bogotensis no convivió con la abeja melífera hasta los últimos siglos. ¿Por que entonces desarrolló esos colores? ¿Se ha visto favorecida con la llegada de las abejas?

Mosca abeja nativa E. bogotensis (foto de Ani Mari).

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